Simón Iturri Patiño (1862-1947) fue un industrial y empresario boliviano. Controlaba las minas de estaño más ricas del mundo.
Simón Iturri Patiño nació en la capital provincial de Cochabamba en junio de 1862. Su origen y juventud son en gran parte desconocidos y rodeados de secretismo. Nació en una familia muy humilde de sangre mixta española e indígena y en su juventud trabajó en una tienda rural y más tarde como conductor de caravanas de mulas en las montañas bolivianas.
Hacia 1900, Patiño recibió la escritura de una pequeña mina de estaño a cambio de un modesto préstamo personal que le hizo a un minero. Esa mina resultó ser fabulosamente rica, y con sus ganancias Patiño compró cada vez más propiedades mineras, culminando con la compra de la mina gigante Catavi, la más grande y rica del mundo.
Patiño reveló su verdadero genio financiero con sus brillantes inversiones. Usó gran parte de sus ganancias de estaño para comprar el control de las fundiciones de estaño en Inglaterra y nuevas minas de estaño en Malaya. También compró barcos y ferrocarriles para transportar su estaño desde la mina hasta el consumidor. En 1925 tenía intereses significativos, si no control, en todas las etapas de la extracción, refinación y acabado del estaño, que, debido a la popularidad de la lata, aumentaba constantemente su valor. Se estima que para 1925 Patiño poseía propiedades valoradas en más de $ 500 millones y disfrutaba de un ingreso personal anual superior al presupuesto nacional boliviano.
Después de 1920 Patiño viajó mucho y rara vez regresó a su país natal. Fue enviado diplomático de Bolivia a España (1920-1926) y a Francia (1926-1941). Recibió estos cargos por su inmensa riqueza, y los usó para sus privilegios de exención de impuestos e inmunidad diplomática.
Desde 1920 hasta su muerte Patiño ejerció una poderosa influencia en los sucesivos gobiernos de Bolivia. Al controlar hasta el 60 por ciento de las exportaciones de su país, también ayudó a moldear su política exterior. Durante muchos años, sus contribuciones financiaron al dominante Partido Liberal, que tenía como meta una Bolivia moderna. Cuando ese apoyo terminó, el partido se vio seriamente socavado.
Patiño, aunque él mismo era un hombre de orígenes muy humildes, tenía poca conciencia social y se preocupaba poco por el bienestar de sus trabajadores, quienes padecían de muy mala paga y pésimas condiciones de trabajo. En 1943, las tropas masacraron a los mineros que protestaban en su mina Catavi, una clara señal de que el gobierno protegería los intereses de Patiño a cualquier precio.
Patiño murió en Buenos Aires el 20 de abril de 1947. Sus minas continuaron en la familia hasta 1952, cuando el presidente Víctor Paz las nacionalizó.
Otras lecturas
La única biografía genuina de Patiño está en español. Se puede encontrar información sobre el imperio económico Patiño en Harold Osborne, Bolivia: una tierra dividida (1954; 3ª ed. 1964).
Fuentes adicionales
Geddes, Charles F., Patiño, el rey del estaño, Londres, R. Hale 1972. □