El Pacto Anti-Comintern fue firmado por Alemania y Japón el 25 de noviembre de 1936, y se unió a Italia el 6 de noviembre de 1937. Disfrazado como un esfuerzo para combatir la influencia de la Internacional Comunista (Comintern), el tratado estaba destinado a servir como una alianza militar dirigida a la Unión Soviética. En realidad, el tratado no dio lugar a ninguna acción militar coordinada entre Alemania y Japón, sino que se convirtió en la base de una creciente desconfianza y traición entre los dos aliados fascistas.
El texto del tratado es breve y conciso. Afirmó que la Internacional Comunista era una amenaza para la paz mundial y que los signatarios planeaban "mantenerse informados mutuamente sobre las actividades" del Komintern y cooperar en su defensa mutua, e invitó a otras naciones a unirse a sus esfuerzos. Un Protocolo Suplementario autorizó a Alemania y Japón a "tomar medidas estrictas contra aquellos que trabajan en el país o en el extranjero" para el Komintern, autorizando medidas represivas contra miembros del Partido Comunista en Alemania, Japón o países bajo su influencia. Finalmente, ambos prometieron no firmar un acuerdo por separado con la Unión Soviética sin informar al otro. El vizconde Kintomo Mushakoji, embajador de Japón en Alemania, y Joachim von Ribbentrop, embajador de Alemania en Londres, firmaron el tratado. Entró en vigor inmediatamente y tenía una validez de cinco años.
El Pacto Anti-Comintern amenazaba a la URSS y parecía ser un aspecto más de la política agresiva de Alemania. Sin embargo, el estado mayor alemán y japonés no coordinó sus acciones, y cada país persiguió sus propios intereses independientemente del Pacto Anti-Comintern.
En 1939, mientras el ejército soviético derrotaba al ejército japonés en Manchuria a lo largo de la frontera con Mongolia, Ribbentrop viajó a Moscú y negoció el Pacto de no agresión nazi-soviético, dejando a los japoneses fuera de estas deliberaciones. Japón no podía confiar en Hitler. En 1941, nuevamente sin previo aviso, Alemania invadió la URSS. Japón decidió no ayudar a su aliado en el Pacto Anti-Comintern y finalmente atacó a los Estados Unidos en lugar de a la URSS.