El chicle se remonta a miles de años, pero solo en los últimos dos siglos la práctica se ha convertido en un fenómeno generalizado, disfrutado tanto por niños como por adultos. Con la comercialización masiva de la goma de mascar, y luego la goma de mascar, aquellos que necesitan un aliento fresco, un sabor dulce y lo que los comerciales llaman "pura satisfacción al masticar" tienen muchas opciones entre las que elegir.
Los antiguos griegos fueron probablemente los primeros masticadores de chicle. Masticaron una resina del lentisco o lentisco. Durante el mismo período, los mayas de América Central masticaban chicle (pronunciado CHI-kull), la savia lechosa del árbol de zapote. Más de veinte siglos después, el chicle sigue siendo uno de los ingredientes principales de la goma de mascar moderna. Otros masticadores de la antigüedad incluyen a los nativos norteamericanos, que masticaban la savia de los abetos rojos. Los colonos europeos más tarde tomaron el hábito y comenzaron a comerciar con la resina.
El nacimiento de la goma de mascar moderna se remonta a mediados del siglo XIX, cuando el chicle, importado a los Estados Unidos, se combinó con ceras y varios aditivos para mejorar su masticabilidad. En 1848, John B. Curtis (1827–1897) fabricó y vendió la primera goma de mascar comercial, llamada State of Maine Pure Spruce Gum. Poco después, se empezó a producir goma de mascar en una variedad de sabores. Las tropas estadounidenses que sirvieron en Europa durante la Primera Guerra Mundial (1914–18) introdujeron el chicle entre la población local. Resultó un éxito inmediato y nació una industria multimillonaria. Las marcas populares de chicle incluyen Chiclets, Wrigley's Spearmint,
Doublemint y Big Red. Hay una amplia variedad de variedades dulces, sin azúcar y refrescantes.
La tecnología de la goma de mascar dio un gran paso adelante cuando se inventó el chicle en 1928. Walter Diemer (c. 1904-1998), contador de Fleer Chewing Gum Company en Filadelfia, Pensilvania, estaba experimentando con nuevas recetas de chicle cuando dio con la burbuja fórmula de goma de mascar por accidente. "Estaba haciendo otra cosa", explicó Diemer más tarde, "y terminé con algo con burbujas". Coloreó su brebaje de rosa porque ese era el único color que tenía a mano. El resultado, denominado Dubble Bubble, se convirtió en un éxito entre los consumidores y lo ha sido desde entonces.
A lo largo del siglo XX y en el XXI, el chicle se ha comercializado de diversas formas novedosas e interesantes. Se ha incluido en paquetes de tarjetas de béisbol, anidado dentro de paletas y empaquetado con una tira cómica humorística que narra las aventuras del personaje ficticio "Bazooka Joe". Independientemente de cómo se fabrique o venda, sigue ganando los corazones y ejercitando las mandíbulas de niños de todas las edades.
"Robert E. Schnakenberg".
Para más información
Landau, Elaine. Goma de mascar: una golosina pegajosa. Vero Beach, FL: Rourke Press, 2001.
Wardlaw, Lee. Bubblemania: Una historia masticable de Bubble Gum. Nueva York: Aladdin, 1997.
Joven, Robert. El libro de la goma de mascar. Minneapolis: Dillon Press, 1989.