Luisa capetillo

Líder en las luchas políticas y laborales de la clase trabajadora a principios del siglo XX, Luisa Capetillo (1879-1922) condenó la explotación de los trabajadores por parte de partidos políticos, instituciones religiosas y el capitalismo. También fue una defensora de los derechos de la mujer.

Luisa Capetillo nació en Arecibo, Puerto Rico, el 28 de octubre de 1879. Su madre, Margarita Perón, era francesa y su padre, Luis Capetillo, español. Sus biógrafos están de acuerdo en que, si bien pudo haber tenido alguna educación formal, fue principalmente autodidacta. El conocimiento del francés que obtuvo de su madre, por ejemplo, le permitió leer las obras de escritores franceses. La historia la recuerda como la primera mujer en usar pantalones en público, lo que podría considerarse un símbolo de la libertad personal que expresaba en sus acciones y escritos.

Defendió la causa de las trabajadoras

Capetillo vivió en una época en que la industrialización de Puerto Rico acababa de comenzar; los salarios eran bajos para los hombres y aún más bajos para las mujeres. Ella creía que los buenos salarios eran un derecho de los trabajadores. Una mejor paga resultaría en familias más felices, menos violencia doméstica y más oportunidades educativas para los niños. Si bien reconoció que los hombres eran tan oprimidos como las mujeres, estaba especialmente preocupada por la difícil situación de la trabajadora. Su habilidad estaba en la forma en que logró relacionar e interrelacionar los problemas del mundo privado (como la familia, la maternidad soltera y los derechos de las mujeres en general) con los del mundo público (como la política, los salarios y la educación).

Como observa Edna Acosta-Belén en La mujer puertorriqueña: perspectivas sobre cultura, historia y sociedad, Durante la vida de Capetillo, el movimiento de mujeres "se caracterizó por dos grandes tendencias: el pequeño burgués y el proletario". Aunque Capetillo apoyó y comprendió a ambos grupos, definitivamente se centró en el mundo desde la perspectiva de la mujer proletaria o trabajadora, en lugar de sus hermanas de clase media. En su libro Mi opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer como compañera, madre y ser independiente, Señaló que las mujeres acomodadas nunca se vieron afectadas por los problemas que afectaban a las trabajadoras, principalmente porque no tenían que tomar trabajos fuera del hogar para ayudar a mantener a sus familias y siempre contrataban a otra mujer para que cuidara a sus hijos.

Movimiento sindical unido

La participación de Capetillo en el movimiento sindical comenzó cuando participó en una huelga en 1907 en las fábricas de tabaco de Arecibo. En un año se convirtió en miembro activo de la Federación de Trabajadores Libres (FLT). En 1910, se convirtió en reportera del periódico de la federación. Ese mismo año, ella fundó La mujer, un periódico que abordaba cuestiones de la mujer.

Durante los años siguientes, Capetillo viajó mucho. Visitó Nueva York en 1912 y contribuyó con algunos artículos al periódico. Cultura Obrera. Capetillo colaboró ​​con algunos trabajadores sindicales en Florida en 1913 y dio conferencias sobre cómo iniciar cooperativas en Cuba desde 1914 hasta 1916. Para 1918 estaba de regreso en Puerto Rico, organizando huelgas de trabajadores agrícolas en Ceiba y Vieques. Ese mismo año, Capetillo fue arrestado por violencia, desobediencia e insubordinación con un policía.

Los escritos revelan la base filosófica de su activismo

Un examen exhaustivo de los escritos de Capetillo de sus días de activista proporciona una idea de sus opiniones y las ideas por las que luchó toda su vida. En muchos sentidos, estaba tan adelantada a su tiempo que la sociedad que imaginaba solo podía existir en su imaginación. Ensayos libertarios apareció en 1907. Dedicado a todos los trabajadores, hombres y mujeres, es una recopilación de artículos que Capetillo publicó originalmente entre 1904 y 1907. En 1910, en La humanidad en el futuro, describió una sociedad utópica en detalle y desde una perspectiva amplia. También habló sobre el poder de la iglesia y el estado, la institución del matrimonio y la propiedad común privada. En su obra de 1911, titulada Mi opinión sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer como compañera, madre y ser independiente, analizó la situación de la mujer en la sociedad, enfocándose en lo que ella veía como la opresión y esclavitud de la mujer y afirmando que la educación es la clave de la libertad.

Entre los escritos de Capetillo hay varios dramas. Según Angelina Morfi en Historia critica de un siglo de teatro puertorriqueño, el teatro brindó a Capetillo una forma alternativa de expresar sus ideas de manera efectiva, especialmente sus opiniones sobre la opresión de las mujeres y los códigos morales que las estrangulan cultural y socialmente.

El 10 de abril de 1922 Capetillo murió de tuberculosis en Río Piedras, Puerto Rico, a la edad de 42 años, dejando a tres hijos, Manuela, Gregorio y Luis. Como declara Yamila Azize en Luchas de la mujer en Puerto Rico, "Cuanto más conocemos la vida de esta mujer y nos familiarizamos con sus ideas y escritos, confirmamos la especial importancia de Capetillo en nuestra historia".

Otras lecturas

Azize, Yamila, Luchas de la mujer en Puerto Rico, 1898-1919, Litografía Metropolitana, 1979.

Azize, Yamila, La mujer en la lucha, Editorial Cultural, 1985.

López Antonetty, Evelina, Luisa Capetillo, Centro de Estudios Puertorriqueños (Hunter College), 1986.

Morfi, Angelina, Historia critica de un siglo de teatro puertorriqueño, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1980.

La mujer puertorriqueña: perspectivas sobre cultura, historia y sociedad, editado por Edna Acosta-Belén, Praeger, 1986.

Valle Ferrera, Luisa Capetillo: Historia de una mujer proscrita, Editorial Cultural, 1990. □