José maría morelos

José María Morelos (1765-1815) fue un párroco mexicano que se unió a las fuerzas que buscaban liberar a México del dominio español. Se convirtió en el más grande de los comandantes militares insurgentes y, como estadista, abogó por reformas políticas y sociales de gran alcance.

La lucha por la independencia comenzó con la celebrada revuelta iniciada por Miguel Hidalgo, párroco de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, ahora una de las grandes fiestas patrias de México. Aunque el esfuerzo logró algunos éxitos iniciales, Hidalgo no logró aclarar los objetivos de la revuelta ni proporcionar un liderazgo efectivo. Con su captura, juicio y ejecución en 1811, el movimiento fue reprimido. En ese momento, sin embargo, había surgido otra figura para asumir el liderazgo: José María Morelos.

Morelos nació en Valladolid (ahora Morelia, la capital del estado de Michoacán) el 30 de septiembre de 1765. Mestizo (de sangre mixta española e indígena), por lo tanto, era miembro de las clases bajas del sistema social colonial español. . Sus padres eran respetables aunque pobres, y el joven Morelos se fue a trabajar a una edad temprana como arriero en el tierra caliente del sur de México.

Escolaridad y sacerdocio

En 1790 Morelos, con el dinero que había ahorrado y los más rudimentos de una educación, se matriculó en el Colegio San Nicolás de Valladolid para comenzar a prepararse para una carrera en la Iglesia. Hidalgo fue rector del colegio durante los 2 años de residencia de Morelos allí. Después de continuar sus estudios en el Seminario Tridentino de Valladolid, Morelos en 1795 viajó a la Real y Pontificia Universidad de México para tomar sus exámenes finales y recibir una licenciatura en artes. En 1797 fue ordenado sacerdote y 2 años después fue destinado a la parroquia de Carácuaro, en el corazón de la tierra caliente, donde permaneció hasta 1810.

Carácuaro, con sus casi 2,000 feligreses indígenas, era una de las curaciones más remotas y empobrecidas de todo México, y el trabajo del sacerdote era sumamente exigente y oneroso. Aunque Morelos cumplió con diligencia múltiples funciones, se sintió cada vez más frustrado por el futuro de su ministerio e irritado con sus superiores eclesiásticos, quienes ignoraron o rechazaron sus peticiones. Sin embargo, probablemente habría permanecido en Carácuaro por el resto de su vida, fuera de la corriente de la historia, si no hubiera recibido noticias en 1810 de la revuelta encabezada por Hidalgo.

En una conferencia entre los dos hombres, Hidalgo convenció a Morelos de que la revuelta era en defensa de la patria y la religión, pues los funcionarios españoles en México estaban a punto de entregar el país a Napoleón Bonaparte y los franceses. Cuando Morelos respondió con simpatía y accedió a unirse a la causa, Hidalgo le dio una comisión militar y le ordenó que tomara el puerto de Acapulco y extendiera la revolución hacia el sur.

Líder revolucionario

Durante los siguientes 3 años Morelos mostró el tipo de liderazgo y habilidad por los que se hizo famoso en la historia de México. Formó y entrenó ejércitos, infundió disciplina y moral, planificó campañas, seleccionó a sus comandantes y puso bajo su control un área al sur de la ciudad de México que se extendía desde el istmo de Tehuantepec al este hasta Valladolid al oeste. Sus logros más brillantes fueron la conquista de la provincia de Oaxaca y su valiente defensa de Cuautla, donde resistió un asedio durante dos meses y medio.

Morelos capturó Acapulco en 1813 después de un largo asedio, dando a las fuerzas españolas en otros lugares, sin embargo, la oportunidad de reorganizarse y tomar la iniciativa. Así, la toma de Acapulco, en cumplimiento de las órdenes de Hidalgo, marcó el inicio del declive de Morelos.

Programas políticos y sociales

Mientras Morelos se dedicaba a la conquista del sur de México, también estaba formulando un programa político y social revolucionario y trazando planes para el establecimiento de un gobierno insurgente. En septiembre de 1813 Morelos —el "Siervo de la Nación", como le gustaba llamarse a sí mismo— convocó al Congreso de Chilpancingo, integrado por representantes de las provincias bajo su control, para considerar un programa que esbozó en un documento titulado "Sentimientos de la Nación."

En él, Morelos pidió la independencia de México y la abolición de todas las distinciones de clase, como indio, mulato y mestizo, a favor de la designación de "americano" para todos los nativos. La soberanía, declaró, estaba en manos del pueblo y debía ser ejercida por un congreso representativo. También recomendó instituciones republicanas, una fuerte autoridad ejecutiva, el respeto por la propiedad, las contribuciones voluntarias de la Iglesia y la abolición de la esclavitud, la tortura y el tributo. La piedra angular de una nación mexicana se había colocado en Chilpancingo, pero la terminación de la estructura requeriría victorias militares durante 1814. Sin embargo, tal no fue así; El congreso de Morelos, aparte de declarar la independencia y nombrarlo generalísimo, hizo poco.

Reversiones militares

Una sucesión de desastres militares que comenzó en Valladolid a fines de 1813 trajo consigo un declive del prestigio y el poder de Morelos, y el congreso se convirtió en un cuerpo itinerante perseguido sin descanso por las fuerzas del virrey. En un intento por salvar algo de una causa moribunda, el congreso completó una constitución en Apatzingán en octubre de 1814 que presentaba un ejecutivo débil y una legislatura poderosa. Morelos expresó su desaprobación del documento, pero admitió que era lo mejor que podría haberse enmarcado dadas las circunstancias. Su autoridad en ese momento se redujo a proteger el nuevo congreso insurgente, que había sido instalado de acuerdo con la constitución; y cuando, en noviembre de 1815, Morelos intentó escoltar ese cuerpo a un lugar cercano a la costa este de México, fue capturado y llevado a la ciudad de México encadenado.

Morelos fue juzgado ante tres tribunales separados. Un tribunal conjunto civil-eclesiástico lo sentenció a ser degradado del sacerdocio por herejía; la Inquisición, en una dolorosa ceremonia, realizó el acto de degradación; y un tribunal civil lo sentenció a ser ejecutado por traición. El 22 de diciembre de 1815, en la vereda San Cristóbal Ecatépec, a poca distancia de la Ciudad de México, se ejecutó la sentencia.

Otras lecturas

La mayor parte de la escritura sobre Morelos está en español. El único tratamiento completo en inglés es Wilbert H. Timmons, Morelos: sacerdote, soldado, estadista de México (ed. rev. 1970). Un esbozo biográfico útil de él se encuentra en James Aloysius Magner, Hombres de México (1942) y John Anthony Caruso, Los Libertadores de México (1954). Se recomiendan para antecedentes históricos Hubert Howe Bancroft, Historia de México, vol. 4 (ed. Rev. 1914); Henry Bamford Parkes, Una historia de México (3ª ed. Rev. 1960); Hugh M. Hamill, Jr., La revuelta de Hidalgo (1966); y Lesley Byrd Simpson, Muchos mexicos (4ª ed. Rev. 1966). □