El filósofo y sociólogo francés Jean Gabriel Tarde (1843-1904) hizo importantes contribuciones a la teoría social general y al estudio del comportamiento colectivo, la opinión pública y la influencia personal.
Jean Gabriel Tarde nació en Sarlat, hijo de un oficial militar y juez. Su padre murió cuando él tenía 7 años y Jean Gabriel fue criado por su madre. Asistió a un colegio de jesuitas en Sarlat, obtuvo una formación clásica, y leyó derecho en Toulouse y luego en París. De 1869 a 1894 ocupó varios puestos legales cerca de Sarlat. Solo después de la muerte de la madre de Tarde aceptó dejar Sarlat y aceptó un puesto como director de estadísticas criminales en el Ministerio de Justicia de París. Después de 1894 dio clases en numerosas instituciones periféricas fuera de la universidad, y desde 1900 hasta su muerte ocupó la cátedra de filosofía moderna en el Collège de France.
En los últimos 2 años de su vida, Tarde se enfrentó personalmente a su rival Émile Durkheim en un debate en París, culminando una serie de intercambios publicados en años anteriores. Durkheim fue el principal representante de la sociología dentro del sistema universitario francés. Su sociología encarnaba la racionalidad y la disciplina impersonal características de los pensadores universitarios de la Tercera República. Tarde, por el contrario, mantuvo un enfoque más flexible e individualista de la teoría social. Sin embargo, los dos hombres estaban de acuerdo en conceptos fundamentales.
Invención, imitación y oposición
Estos elementos centrales del pensamiento de Tarde constituyen tres procesos interrelacionados. Tarde vio la "invención" como la fuente última de toda innovación y progreso humanos. La expansión de un sector dado de la sociedad —economía, ciencia, literatura— es función del número y la calidad de las ideas creativas desarrolladas en ese sector. La invención encuentra su fuente en asociaciones creativas en la mente de los individuos dotados. Tarde destacó, sin embargo, los factores sociales que conducen a la invención. Una necesaria rigidez de las líneas de clase aísla a una élite del pueblo; una mayor comunicación entre los individuos creativos conduce a la estimulación mutua; Los valores culturales, como la aventura de los exploradores españoles en el Siglo de Oro, podrían provocar descubrimientos.
Sin embargo, muchas invenciones no son aceptadas de inmediato, de ahí la necesidad de analizar el proceso de "imitación", a través del cual ciertas ideas creativas se difunden por toda la sociedad. Tarde codificó sus ideas en lo que llamó las leyes de la imitación. Por ejemplo, los inventos más fáciles de imitar son similares a los ya institucionalizados, y la imitación tiende a descender de social superior a social inferior.
El tercer proceso, la "oposición", tiene lugar cuando las invenciones en conflicto se encuentran entre sí. Estas oposiciones pueden estar asociadas con grupos sociales — naciones, estados, regiones, clases sociales — o pueden permanecer en gran parte dentro de las mentes de los individuos. Tales oposiciones pueden generar invención en una mente creativa, comenzando nuevamente los procesos triples.
Cuestiones de fondo
Tarde estaba firmemente convencido de la necesidad de cuantificar sus conceptos y procesos básicos, y buscó medir la intensidad de varias opiniones. Por lo tanto, anticipó el trabajo posterior sobre la medición de la actitud. También instó a la recopilación de información sobre producción industrial, huelgas, índices de criminalidad, asistencia a la iglesia, votaciones y acciones similares para evaluar los cambios en la opinión pública.
Tarde sostuvo que una élite era necesaria para gobernar la sociedad y mantener la innovación creativa, los patrones culturales básicos y una mínima estabilidad social y política. Tarde consideraba que el crimen, las enfermedades mentales y la desviación social en general eran resultados frecuentes de la desintegración de las élites tradicionales. La migración, la movilidad social y el contacto con subculturas desviadas también fomentan las tendencias hacia la desviación.
En oposición a Gustave Le Bon, quien analizó la sociedad moderna en términos de multitudes, Tarde enfatizó la importancia del público. Las multitudes dependen de la proximidad física; los públicos se derivan de las experiencias compartidas de sus miembros, que pueden no estar en proximidad física inmediata. Los sindicatos, los partidos políticos y las iglesias apoyan a diferentes públicos, y Tarde vio estos públicos superpuestos pero distintos como fuentes importantes de flexibilidad en las sociedades industriales modernas.
Desarrollos tecnológicos como el telégrafo, el teléfono, los libros producidos en masa y el ferrocarril fueron importantes para lograr el surgimiento de los públicos modernos, pero los periódicos tuvieron un papel particularmente crucial e independiente. Los periódicos ayudaron a crear opiniones públicas y reforzar la lealtad del grupo. A diferencia de la mayoría de los críticos posteriores de la sociedad de masas, Tarde era más optimista acerca de estos desarrollos para el mantenimiento de la autonomía individual. Esta perspectiva se deriva en parte de un mayor énfasis en los contactos interpersonales para canalizar ideas y opiniones en conjunto con los medios de comunicación. En este énfasis en los contactos personales, Tarde anticipó trabajos posteriores sobre los efectos de las comunicaciones masivas.
Tarde casi no tenía seguidores inmediatos en Francia, con la excepción de ciertos criminólogos. En los Estados Unidos, sin embargo, ejerció una influencia considerable sobre los psicólogos sociales, antropólogos y sociólogos.
Otras lecturas
Un estudio reciente del trabajo de Tarde, que incluye nuevas traducciones de muchos de sus trabajos y una bibliografía completa, es Terry N. Clark, ed., Gabriel Tarde sobre comunicación e influencia social (1969). □