El pensador y teólogo musulmán Ibrahim ibn Sayyar al-Nazzam (fallecido ca. 840) fue una de las principales figuras de la escuela de pensamiento del Islam conocida como Mutazila.
Al-Nazzam se educó en Basora y pasó la mayor parte de su vida activa (aparentemente breve) en la capital abasí, Bagdad. Aunque su principal impacto fue sobre la teología musulmana ortodoxa, también participó en polémicas contra los maniqueos, cuyas ideas se estaban filtrando en el medio islámico al igual que en la cristiandad. Sus escritos nos han llegado sólo en citas fragmentarias de escritores musulmanes posteriores.
Aunque se debe atribuir a al-Nazzam un conocimiento del pensamiento racionalista griego, él, junto con el resto de Mutazila, no debería ser clasificado realmente como filósofo. La principal preocupación de los mutazilitas era la teología, y utilizaron herramientas filosóficas para reforzar su dogmatismo. Los pensadores musulmanes habían adoptado con mucho entusiasmo los métodos griegos tan pronto como las obras filosóficas —en su mayoría obras de Aristóteles y neoplatónicas— estuvieron disponibles en árabe en la generación anterior a al-Nazzam. Se asumió con demasiada facilidad que el genio de estas mentes griegas armonizaría, por supuesto, con las revelaciones transmitidas por el profeta Mahoma y con las Tradiciones de la primera comunidad musulmana.
Para al-Nazzam, el Corán es la única base posible para su sistema intelectual; Cabe señalar, además, que su enfoque de la religión es casi completamente intelectual. El vigor intelectual que al-Nazzam y los demás mutazilitas aportaron a la discusión teológica se canalizó en gran medida hacia polémicas, tanto contra otras religiones como contra otros matices de pensamiento dentro del Islam, como los sectarios más extremistas de los chiíes.
Los mutazilitas insistieron, como buenos musulmanes, en la absoluta unidad de Dios y en su justicia. La primera de estas ideas los llevó lógicamente a insistir también en que el Corán es creado, en lugar de coeterno con Dios, como creían los musulmanes más tradicionales. Un celo similar por el monoteísmo absoluto llevó a al-Nazzam, en particular, a negar el poder de Dios sobre el mal: Dios es Justicia Absoluta y Bien Absoluto y es Sapientísimo. Dado que estas declaraciones son verdaderas, Dios no puede ser el autor del mal, ya que esto implicaría que Él es ignorante o que necesita la creación de algo malo; por tanto, la fuente del mal debe buscarse en otra parte.
El método de pensamiento empleado en este ejemplo es característico del enfoque de al-Nazzam; otro ejemplo de su lógica es una teoría de la creación que postula un solo acto de parte de Dios, con eventos futuros y cosas latentes: toda la humanidad fue creada en el mismo instante que Adán pero sólo se manifestó más tarde.
La importancia de al-Nazzam y otros mutazilitas para el pensamiento islámico radica en el afilado de las herramientas racionalistas que, irónicamente, los musulmanes ortodoxos posteriores habrían de convertir en contra de la excesiva confianza en el racionalismo en la teología.
Otras lecturas
En inglés, un breve relato de las ideas de al-Nazzam está en Mian Mohammad Sharif, Una historia de la filosofía musulmana, lleno. 1 (1963). □