Falta de codificación. Si bien había mucho derecho romano, especialmente según los estándares antiguos, nunca se organizó sistemáticamente según los estándares modernos. Ni las leyes (leyes) ni se recogieron decisiones jurídicas antes de la caída de Roma. Mucho menos el derecho romano llegó a convertirse en un "código", un conjunto de leyes compuestas y promulgadas como un cuerpo. Hay varias razones para este desarrollo. Primero, los sistemas legales estadounidense y británico se autoorganizan debido a su dependencia de los precedentes: los tribunales posteriores deben seguir las decisiones de los anteriores. Los tribunales romanos no estaban vinculados de manera similar. De hecho, dado que las decisiones no se publicaron, apenas se disponía de precedentes. Los emperadores tenían autoridad para hacer interpretaciones vinculantes, pero en la práctica solo podían hacerlo en relativamente pocos casos. En segundo lugar, los juristas no estaban interesados en un sistema. Trabajaron de manera estrictamente “casuística” (caso por caso); esta manera presentó el índice con muchos modelos para juzgar en un caso nuevo, pero pocas reglas generales. Finalmente, el proceso legislativo en sí mismo fue inútil. Los romanos tendían a no derogar ni enmendar leyes obsoletas. A menudo simplemente los ignoraban o los reinterpretaban más allá de todo reconocimiento. Por lo tanto, el "rastro de papel" de la ley puede ser bastante confuso o engañoso.
Implicaciones legales. Esta desunión fue sin duda confusa para el aspirante a jurista o el posible litigante. Además, puede haber tenido implicaciones más profundas para la propia ley. Sin mucha teoría legal, parece que los romanos nunca resolvieron ciertos problemas simplemente porque nunca los reconocieron por completo. Por ejemplo, los juristas romanos estaban de acuerdo en que una persona tenía que ser "culpable" para ser legalmente responsable por daños a la propiedad de otra persona. Sin embargo, nunca se pusieron de acuerdo si esta falla era subjetiva (uno no era tan cuidadoso como podría ser) u objetiva (uno no era tan cuidadoso como lo sería la persona común). Nunca decidieron esta falta porque no definieron sus términos de manera tan abstracta. Pero la diferencia abstracta puede marcar una gran diferencia en casos individuales. En términos modernos, esta distinción entre culpa subjetiva y objetiva es lo que hace que la "negligencia" sea mucho más fácil de probar que la "imprudencia" y significa que la primera casi nunca es suficiente para condenar a alguien por un delito. De manera similar, nunca discutieron en general lo que significa "causar" algo. Esta falta de culpa dificultaba la asignación de responsabilidades en casos complicados, como un choque de varios autos. ¿Quién "causó" qué colisiones?