Convención y plan de Albany. A petición de las autoridades británicas, los delegados de siete colonias (Nueva York, Maryland, Pensilvania, Massachusetts, Rhode Island, Connecticut y New Hampshire) se reunieron en Albany, Nueva York, del 19 de junio al 10 de julio de 1754, para concertar medidas para defender la frontera norte, y especialmente para hacer una demostración de unidad para contrarrestar la presión francesa sobre los iroqueses. Los delegados acordaron un plan de unión basado en un modelo elaborado por Benjamin Franklin en 1751 y posteriormente modificado por Thomas Hutchinson. Todas las colonias, excepto Georgia y Nueva Escocia, se unirían bajo un presidente general designado y pagado por la corona. Cada colonia elegiría entre dos y siete representantes para un gran consejo, dependiendo de cuánto contribuyó cada uno al tesoro general. El gran consejo actuaría como una asamblea unicameral, pero su poder para legislar estaba sujeto a la aprobación tanto del presidente general como de la corona. El presidente general y el gran consejo tendrían jurisdicción sobre los asuntos indígenas, incluidas las nuevas compras de tierras fuera de los límites coloniales existentes. Ni el gobierno británico ni ninguna colonia individual consideraron aceptable este plan de unión. El rechazo del plan reforzó la idea de que las colonias eran incapaces de actuar juntas contra un enemigo común, pero la convención estableció un precedente para reuniones extrainstitucionales posteriores como el Congreso de la Ley del Timbre y el primer Congreso Continental. El plan en sí fue un punto de partida para esquemas posteriores de confederación.