Cervantes, miguel de (Miguel de Cervantes Saavedra; 1547-1616), novelista, dramaturgo y poeta español. Cervantes es conocido especialmente por su novela Don Quijote (1605; 1615). Leído en gran parte como un libro divertido en la época de Cervantes, los románticos y sus hermanos posteriores debían centrarse en el patetismo de Don Quijote y su búsqueda de sueños imposibles. El loco que se inclinaba por los molinos de viento y leía el mundo de acuerdo con las convenciones de los libros de caballería se convertiría en un símbolo de valores espirituales y, en el caso de España, en la personificación de un ethos nacional (Close, p. 246). Don Quijote ha sido llamado "el modelo clásico y más puro de la novela como género" (Bakhtin, p. 325), que abarca una diversidad de voces, tipos de habla social e incluso idiomas (Bakhtin, pp. 262-269). Su inclinación antiautoritaria ha sido fuente de inspiración para decenas de reconocidos escritores, entre ellos el novelista mexicano Carlos Fuentes, que ha escrito elocuentemente sobre la crítica de la lectura de Cervantes, y el checo Milan Kundera, que nos recuerda que con Don Quijote el mundo deja de ser un hecho y se convierte en un problema.
Hoy en día, a medida que los estudios culturales están cada vez más marcados por políticas de identidad (raza, género, etnia), y las cuestiones de "alteridad" e "hibridación" pasan a primer plano, la escritura de Cervantes se ha convertido en un campo de discusión entre los críticos que se adhieren a la tradición humanista y / o lecturas historicistas y aquellas cuyo trabajo se basa en gran medida en la teoría postestructuralista de vanguardia. En conjunto, estas batallas (libradas especialmente dentro de la academia norteamericana) han enriquecido la discusión en torno al proyecto novelístico de Cervantes y han tenido el efecto de renovar el interés por su Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617; Ensayos de Persiles y Sigismunda), una narración de ficción en prosa bizantina que solía leerse en gran parte como una alegoría cristiana, pero que ahora algunos la ven como una especie de contraarrativa de la colonización (Wilson) y como una crítica de las utopías y la ortodoxia religiosa.
Al leer las novelas y novelas de Cervantes, uno se enfrenta a extraordinarias habilidades y recursos narrativos (múltiples autores, narradores y narradores), que contribuyen al proyecto más amplio de descentrar los loci tradicionales de autoridad. Su escritura muestra un alto grado de autorreflexión y prueba constante de conceptos clásicos del discurso poético que chocan con una práctica narrativa que se resiste a la adherencia a las reglas. Su ficción experimental incorpora prácticamente todos los géneros escritos y orales conocidos en su tiempo: libros de caballería, romances pastorales, "vidas" picarescas, novellas italianizantes, narrativas épicas, baladas, cuentos populares, historias y situaciones carnavalescas, proverbios, mascaradas, discursos inquisitoriales, escritura devocional y legal, etc. Cervantes fue también poeta y dramaturgo. Como poeta lírico escribió en la línea de Petrarca y Garcilaso de la Vega; como dramaturgo no estaba sincronizado con el nuevo teatro de Lope de Vega ("nueva comedia") que, a principios del siglo XVII, había monopolizado el escenario público al jugar al gusto de un receptor de masas indiscriminado que internalizó los mitos propagados por este importante vehículo de la cultura oficial. Quizás por eso las últimas obras de Cervantes, junto con su cómic entremeses ('interludios'), se redirigen al ámbito privado de la lectura, inscribiendo en el texto escrito una actuación que solo es realizable en escena en un futuro lejano. De sus primeras obras se podría hacer una mención especial a Los tratos de Argel (1582; La vida en Argel), un drama de cautiverio y descubrimiento de uno mismo y del otro en la ciudad del intercambio entre el Islam y la cristiandad, y La numancia (1583; Numancia), una tragedia que involucró el suicidio colectivo de una ciudad en 133 a. C. en desafío a las legiones de Escipión y al dominio romano.
La escritura de Cervantes se basó en una amplia gama de experiencias interculturales que fueron más allá de la mediación de la lectura. Pasó un tiempo en Italia (especialmente Roma y Nápoles) y residió en varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, Valladolid y Sevilla, la ciudad por excelencia del comercio y el comercio. Luchó en la victoriosa batalla de Lepanto contra los turcos (1571), donde perdió el uso de su mano izquierda, y experimentó la desesperación del cautiverio en Argel (1575-1580) seguido por el rechazo y la desilusión a su regreso a España, donde el héroe que había esperado la gloria y las recompensas por los servicios prestados a su país ahora se encontró a sí mismo como un mero sobreviviente. Incapaz de conseguir un puesto burocrático en las Indias (1590), trabajó como procurador de trigo para la Armada Invencible (1588); se convirtió en recaudador de impuestos (1595); y aterrizó temporalmente en la cárcel de Sevilla acusado de malversación de fondos (1597). Pocos años después escribiría (1602) y publicaría (1605) la primera parte de lo que algunos consideran la mayor novela de todos los tiempos: Don Quixote de la Mancha. A pesar del éxito comercial de Don Quijote y la generosidad del séptimo conde de Lemos, su principal mecenas, Cervantes y su familia no escaparon de la pobreza.
Fue en gran parte durante la última década de su vida cuando Cervantes dio una expresión artística totalizadora a su excepcional riqueza de experiencias. La cronología de sus publicaciones es contundente: tras la aparición de su narrativa en prosa pastoral En la cocina (1585), y un breve compromiso como dramaturgo practicante hacia fines del siglo XVI, se supo de él nuevamente en 1605 cuando Don Quijote fue publicado en Madrid. Todas sus otras obras aparecieron impresas entre 1613 y 1617: Novelas ejemplares (1613, novelas ejemplares); Viaje del parnaso (1614; Viaje al Parnaso); Don Quijote II (1615); Ocho comedias y ocho entremeses (1615; ocho obras de teatro y ocho interludios); y Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617; Las pruebas de Persiles y Sigismunda).
Si bien el éxito internacional de Don Quijote Es innegable, esta extraordinaria novela pertenece a un proyecto más complejo que engloba toda la producción discursiva de Cervantes, marcado por una continua transgresión de los límites de los géneros tradicionales, transgresión que constituye un punto central de su proyecto epistemológico. Al final, ni la novela ni la poesía ni el teatro pueden "doblar" el mundo, de modo que la metáfora del espejo que está implícita en la teoría tradicional del imitación tiene que ser sustituido por el de los modernos cristales rotos (Spadaccini y Talens). La influencia de Cervantes en el desarrollo de la novela es sustancial, y la universalidad de Don Quijote y Sancho es innegable. Sin embargo, igualmente significativa es la manera en que sus narrativas incorporan las múltiples y contradictorias voces de su época.