Aponte, josé antonio

do. 1756
9 de abril de 1812

La vida del carpintero, escultor y presunto líder rebelde José Antonio Aponte ejemplifica las vivencias de los afrodescendientes en Cuba durante finales del siglo XVIII y principios del XIX. Aunque se desconoce la fecha exacta de su nacimiento (los historiadores creen que probablemente nació en 1756), la documentación existente muestra que Aponte era un hombre libre de color que formó parte de la artesanía negra en la Cuba colonial. Como sucedió en otras partes de América, los esclavos cubanos y las personas libres de color dominaban los sectores de servicios y comercios urbanos de la economía colonial. Aponte, además de carpintero y escultor, también fue miembro de la milicia colonial, que estaba, como otras milicias coloniales establecidas por España durante el período colonial, compuesta por hombres de color y destinada a ayudar a defender la colonia del ataque de poderes rivales. Así Aponte formaba parte del sector más privilegiado de la población afrocubana.

Desde enero hasta marzo de 1812, una serie de rebeliones lanzadas por esclavos y personas de color libres estallaron en Cuba. Los rebeldes incendiaron plantaciones de azúcar en el interior de la isla y en las afueras de La Habana, y las autoridades españolas encarcelaron a cientos de esclavos y personas libres de color. El 9 de abril de 1812 ejecutaron al hombre que veían como líder de la rebelión de La Habana: José Antonio Aponte.

A principios del siglo XIX, el estatus de la población libre de color de Cuba se vio comprometido por la expansión de la esclavitud en la isla. Desde el siglo XVII, las islas del Caribe bajo el dominio colonial europeo suministraron la mayor parte del suministro mundial de azúcar, y la producción de azúcar dependía de la explotación masiva del trabajo de millones de esclavos africanos. Como otras colonias caribeñas, Cuba había sido una sociedad esclavista desde la conquista española en 1800. Pero a diferencia de otras sociedades caribeñas, como Jamaica o Saint Domingue (hoy Haití), la esclavitud en las plantaciones no era el sistema laboral dominante en Cuba. Más bien, la economía de la isla se estructuró en la producción campesina a pequeña escala, la ganadería y el comercio de contrabando con otras colonias caribeñas. Sin embargo, la destrucción de la economía de las plantaciones de azúcar por la revuelta de esclavos en Saint Domingue (1492-1791) dejó un vacío en el mercado mundial del azúcar. Poco después, los plantadores cubanos invirtieron cada vez más en azúcar y esclavos. Entre 1804 y 1790 llegaron a Cuba más de 1820 esclavos africanos. El desarrollo del azúcar y la expansión de la esclavitud transformaron dramáticamente a Cuba de una sociedad con una estructura de clases relativamente fluida a una sociedad cuya jerarquía estaba organizada más rígidamente a lo largo de líneas raciales. La expansión de la esclavitud racial puso a las personas de color libres en una posición precaria. Los temores a la rebelión negra circularon rutinariamente en toda la sociedad cubana, particularmente después del estallido de la revuelta de esclavos en Saint Domingue.

Fue en este contexto que se desarrollaron las revueltas de esclavos de 1812. Después de arrestar e interrogar a presuntos rebeldes, las autoridades coloniales españolas se convencieron de que Aponte era el líder de una conspiración masiva. La prueba más incriminatoria fue un libro de dibujos que le confiscaron de su casa. El libro tenía una compleja constelación de imágenes producidas por Aponte, pero las que más captaron la atención de las autoridades coloniales fueron mapas de La Habana y sus fortificaciones, junto con imágenes de soldados negros derrotando a soldados blancos en batalla. El testimonio de otro conspirador acusado afirmó que Aponte también tenía imágenes de los rebeldes haitianos Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines. Esta evidencia aparentemente sólida llevó a las autoridades a ejecutar a Aponte y a varios otros hombres libres de color por conspirar para incitar a una rebelión de esclavos.

Después de décadas de negligencia, la Rebelión de Aponte se ha convertido en un tema de debate académico en los últimos años. Académicos como Stephan Palmié han cuestionado la afirmación de que Aponte fue el cerebro detrás de las conspiraciones. Palmié sostiene que los esfuerzos de los historiadores para convertir a Aponte en un rebelde ideal contra la esclavitud los ha llevado a pasar por alto los otros aspectos fascinantes del libro de dibujos de Aponte, que parecía tener poca conexión con un complot contra la esclavitud. Otros académicos, incluido el historiador Matt Childs, han reconocido los puntos de Palmié pero aún insisten en que la documentación existente respalda la afirmación de una extensa conspiración. Aunque Aponte claramente tenía relaciones con varios rebeldes, su conexión precisa con la rebelión es difícil de determinar. El debate sobre la rebelión ejemplifica los desafíos que enfrentan los historiadores de la resistencia de los esclavos, quienes tienen que apoyarse en los documentos que fueron producidos por las estructuras de poder blancas. Aunque el papel exacto de Aponte sigue sin estar claro, lo que sí está claro es que los esclavos y las personas de color libres en Cuba fueron activos en la resistencia a su opresión y vieron las transformaciones que envolvían al Caribe en este momento como una oportunidad para luchar por su libertad.

Véase también Christophe, Henri; Dessalines, Jean-Jacques; Revolución haitiana

Bibliografía

Childs, Matt. "La rebelión de Aponte de 1812 y la transformación de la sociedad cubana: raza, esclavitud y libertad en el mundo atlántico". Doctor. diss., Universidad de Texas en Austin, 2001.

Franco, José Luciano. La conspiración de Aponte, 1812. Havana: Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, 1963.

Palmié, Stephan. Magos y científicos: exploraciones en la modernidad y tradición afrocubanas. Durham, Carolina del Norte: Duke University Press, 2002.

frank a. guridy (2005)